Oh, Gran Espíritu,
cuya voz escucho en los vientos
y cuyo aliento le da vida al mundo, óyeme.
Vengo a Ti como uno de tus muchos hijos.
Soy pequeño y débil, necesito tu fuerza y sabiduría.
Déjame caminar en medio de la belleza
y permite que mis ojos
contemplen la puesta de sol roja y dorada.
Haz que mis manos
respeten las cosas que has hecho
y agudiza mis oídos al escuchar tu voz.
Hazme sabio,
que pueda conocer las cosas que has escondido
en cada hoja, en cada roca.
Que si busco fuerza,
no sea para ser superior a mis hermanos,
sino para luchar con mi más grande enemigo:
yo mismo.
Hazme estar siempre listo
para venir a Ti con las manos limpias
y la mirada clara,
que si la vida se disuelve
como la luz en la puesta de sol,
mi espíritu pueda ir a Ti sin vergüenza.
Y LA IGLESIA SE ATREVIA A DEFINIR ESTA GENTE SALVAGE???
ResponderEliminarNUNCA HE CONOCIDO ALGUIEN MAS ESPIRITUAL Y RESPETUOSO DE LA MADRE TIERRA. ES ESTA UNA ORACIÓN QUE LLEGA DESDE LO MAS PROFUNDO DEL ALMA